Para más información podés comunicarte con CESYT al 4743-9678 o bien mandar un mail a:informes@cesyt.net
lunes, 16 de agosto de 2010
CURSO: Nuevas Tecnologías: Cocina al Vacío. Comienzo el 30 de agosto.
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Bicentenario, el CESYT dijo presente en el Hipódromo de San Isidro
CESYT estuvo presente con un mega stand en el Hipódromo, ofreciendo productos regionales para todos los visitantes.
Además del gran premio Carlos Pellegrini, hubo folklore y mucha comida: carbonada, locro, empanadas y vino.jueves, 5 de agosto de 2010
Los orgánicos se imponen
Un sana costumbre
Referirnos a la agricultura o los alimentos orgánicos, parecen términos modernos. Sin embargo, la realidad es que, durante la mayor parte de la historia de la humanidad, la agricultura fue una práctica orgánica. Recién durante el siglo XX se comenzaron a incorporar elementos químicos y sintéticos a la producción de los alimentos, dando nacimiento a lo que actualmente se conoce como agricultura convencional.
Ya en 1939, Lord Northbourne acuñó el término "organic farming" en su libro "Look to the land", donde desarrollaba su concepción de la granja como un organismo complejo, describiendo una aproximación holística y ecológica a la agricultura.
Hoy en día nos referimos a la producción orgánica cuando hablamos de aquella que descansa en los procesos ecológicos, la biodiversidad y los ciclos adaptados a las condiciones locales, con cuidado de la energía y uso de técnicas no contaminantes y sustancias orgánicas. Combina tradición, innovación y ciencia para beneficio del ambiente, además de promover relaciones justas y una buena calidad de vida para todos aquellos que intervienen.
El mercado
Mientras que hace algunos años la única forma de conseguir alimentos orgánicos era encontrar una tienda macrobiótica que distribuyera el trabajo de pequeños productores locales, hoy en día los supermercados europeos dedican góndolas cada vez más grandes y variadas a los productos bajo esa denominación, incluyendo aquellos presentados por grandes multinacionales, que ya captaron el cambio en los hábitos de los consumidores. Solo en E.E.U.U. se estima que el mercado es de más de 8.000 millones de dólares, y en Alemania y Japón representa un mercado de 2.000 millones de dólares.
Los consumidores de productos orgánicos pertenecen por lo general a segmentos altos del mercado, grupos de gente joven, entre 20 y 30 años, preocupados por los temas ambientales, que desean reducir al mínimo su exposición a los residuos químicos que provocan efectos de salud negativos a largo plazo. Además, muchos aseguran que el sabor y la calidad de los alimentos producidos orgánicamente es muy superior al de los cultivos tradicionales y al ampliarse la variedad de productos disponibles, cada año más consumidores son atraídos por el sector.
Argentina como productora orgánica
Las grandes extensiones de suelo virgen y fértil y la diversidad de climas, que permiten cultivos de todo tipo, han colocado a nuestro país en una posición ventajosa entre los productores orgánicos, ubicándolos en el tercer puesto a nivel mundial. Es, además, considerado un productor confiable por los mercados más estrictos del mundo, gracias a las normas y regulaciones del Sistema Nacional de Producción Orgánica creado entre 1992 y 1993. Aunque los "consumidores verdes" argentinos están tan concientizados e informados como sus pares europeos, la realidad actual indica que los precios elevados - producto de los costos de producción, traslado y almacenamiento, mucho mayores que en la agricultura tradicional - aún frenan el consumo local y la mayor parte de la producción se destina a las exportaciones.
No todo lo que brilla es orgánico
Hay que tener en cuenta que solo aquellos productos que tienen certificación pueden ser consumidos con seguridad. El SENASA se ocupa de regular las normas de control según los criterios internacionales, aunque las certificaciones están a cargo de cuatro empresas privadas, las únicas que pueden legalmente otorgar a un alimento su condición de orgánico, ecológico o biológico, de forma tal que el usuario pueda comprar con tranquilidad.
Referirnos a la agricultura o los alimentos orgánicos, parecen términos modernos. Sin embargo, la realidad es que, durante la mayor parte de la historia de la humanidad, la agricultura fue una práctica orgánica. Recién durante el siglo XX se comenzaron a incorporar elementos químicos y sintéticos a la producción de los alimentos, dando nacimiento a lo que actualmente se conoce como agricultura convencional.
Ya en 1939, Lord Northbourne acuñó el término "organic farming" en su libro "Look to the land", donde desarrollaba su concepción de la granja como un organismo complejo, describiendo una aproximación holística y ecológica a la agricultura.
Hoy en día nos referimos a la producción orgánica cuando hablamos de aquella que descansa en los procesos ecológicos, la biodiversidad y los ciclos adaptados a las condiciones locales, con cuidado de la energía y uso de técnicas no contaminantes y sustancias orgánicas. Combina tradición, innovación y ciencia para beneficio del ambiente, además de promover relaciones justas y una buena calidad de vida para todos aquellos que intervienen.
El mercado
Mientras que hace algunos años la única forma de conseguir alimentos orgánicos era encontrar una tienda macrobiótica que distribuyera el trabajo de pequeños productores locales, hoy en día los supermercados europeos dedican góndolas cada vez más grandes y variadas a los productos bajo esa denominación, incluyendo aquellos presentados por grandes multinacionales, que ya captaron el cambio en los hábitos de los consumidores. Solo en E.E.U.U. se estima que el mercado es de más de 8.000 millones de dólares, y en Alemania y Japón representa un mercado de 2.000 millones de dólares.
Los consumidores de productos orgánicos pertenecen por lo general a segmentos altos del mercado, grupos de gente joven, entre 20 y 30 años, preocupados por los temas ambientales, que desean reducir al mínimo su exposición a los residuos químicos que provocan efectos de salud negativos a largo plazo. Además, muchos aseguran que el sabor y la calidad de los alimentos producidos orgánicamente es muy superior al de los cultivos tradicionales y al ampliarse la variedad de productos disponibles, cada año más consumidores son atraídos por el sector.
Argentina como productora orgánica
Las grandes extensiones de suelo virgen y fértil y la diversidad de climas, que permiten cultivos de todo tipo, han colocado a nuestro país en una posición ventajosa entre los productores orgánicos, ubicándolos en el tercer puesto a nivel mundial. Es, además, considerado un productor confiable por los mercados más estrictos del mundo, gracias a las normas y regulaciones del Sistema Nacional de Producción Orgánica creado entre 1992 y 1993. Aunque los "consumidores verdes" argentinos están tan concientizados e informados como sus pares europeos, la realidad actual indica que los precios elevados - producto de los costos de producción, traslado y almacenamiento, mucho mayores que en la agricultura tradicional - aún frenan el consumo local y la mayor parte de la producción se destina a las exportaciones.
No todo lo que brilla es orgánico
Hay que tener en cuenta que solo aquellos productos que tienen certificación pueden ser consumidos con seguridad. El SENASA se ocupa de regular las normas de control según los criterios internacionales, aunque las certificaciones están a cargo de cuatro empresas privadas, las únicas que pueden legalmente otorgar a un alimento su condición de orgánico, ecológico o biológico, de forma tal que el usuario pueda comprar con tranquilidad.
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